una invitación:
“no tengo
tiempo para cocinar”… me respondió, en una triste mañana en la ciudad….!
Trágica
maniobra de un corazón marcado de soledad sumergida por un desconsuelo
cotidiano.
La invite
cenar: mis brazos serian el mantel perfumado donde ella apoyaría sus manitos. Su ternura, su sonrisa y los mimos cumplirían el papel de utensilios recién
lavaditos. Bendeciremos la mesa entre miradas inhibidoras que ocultan todo pero
a su vez demuestran los más profundo sentimientos. Le diré que apague las luces y
abra las cortinas -para cenar entre velas-.
Ella sabe
que no ceno si no es con ella.
Hace
mucho que esperaba un corazón tan puro para poder alimentarme.
Me queda la intriga
de conocer el sabor de su piel, si
retorna hacia mí.... la besaría de a ratitos, disfrutando su aliento de mujer y
juntare lagrimas para susurrarla un “te
quiero”.
La próxima
vez no me digas que no, que por ti no
tengo calendario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario