
Te encontré bañada en colores, aromatizada en sensualidad, con la vocecita más inocente que he escuchado y tus manos tibias de tantos abrazos.
Tus ojitos hoy están tristes y tu sonrisa no es la misma… yo engrasaría la mandíbula a ese infame si vuelve a desubicarse con vos. Tequieromuchisimo, -aunque no te lo diga- no voy a permitir que te hagan daño.
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