
Me ven por las mañana caminando solita mareada de tanto sol que ya le robe la insolación al dolor. En el bolsillo pongo el saludo pintado de amistad, pues a mí nadie me viene a visitar, más conocidos que el sol y con nadie me pienso asociar.
Solita me caigo y del dolor me refuerzo como aguardiente de sudor. Aquí estoy opacando la luz y jodiendoles a los sucios poetas que se vayan a cagar, me quedo solita, pero sincera y fuerte en mi interior.
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