En el cielo caminaba guiandose por la luz de las estrellas que se acaramelaban con el agua del matorral.
Miraba las nubes de una forma especial, tanto tiempo paso apreciando que se le enfriaba el té y las mariposas robaban pequeños sorbos del cáliz de sus labios.
Incluye las distancias entre su corazón y las luces de la ciudad, debajo de un farol se sentó, a escribir lo que no podían decir los sucios poetas, sonríe, baila y delira porque sabe que la luna está ahí… escondida.
Solita está invirtiendo el tiempo, en sus propios recuerdos, ve pasar moldes y estereotipos de humanos,; ella sonríe por debajo, tan tímidamente que se empieza a sonrojar.
Otra óptica de ver al mundo, tan pequeño son sus albas que es eso lo que hace inmenso su esencia.
Tartamudea alguna vieja canción para disminuir sus sentidos en la masa absurda, y hacer su lugar en la realidad, mientras avanza, imagina algunas estrofas y saludando deja atrás el tiempo.
Encuentra la manera de no ser superficial mirándose al espejo, mancha los dedos con pintura verde y en una cartulina sucia, escracha “equilibrio y simpatía”.
Le aburre la monotonía ocasional y le parece patético reír por espontaneidad.
Otra vez, se sienta en la noche en el verde césped a infiltrarse con las estrellas, ahora busca algún cometa, para pensar que tiene ese fuego que cuesta apagarse y avisarle a todos los inmorales que acá, hay pelea.
y pase a leer..
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