martes, 26 de octubre de 2010

La mendiga

Presa de un prohibido amor, de cajones de manzanas sin almíbar y flores sin pétalos. La risa más impaciente a la respuesta del profesor de clase; atada a la penumbra de los anocheceres sin luna y en el celeste cielo cálido se caga.

No sube al balcón a ver la siesta de los cometas y no le vengan con cuentos; solo quiere estar con él. Comandante de su amor que no le deja mirar hacia arriba, ni siquiera le creé la fe que hay en ella.

De miedos amaneceres, reacciones de novelas cómicas con un final de terror, las dudas se le presentan cada vez que embolsa un pan, y la mente la tiene aferrada en su almohada de hormigas, que pasa noches llenando al río y creyendo que todo pasara.

La respuesta no la tiene y no sabe pá donde disparar, si buscar otro sol, o sentarse a mendigar amor.

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