
Sigo buscándote –no te veo- casi no te siento. Pero a lo lejos oigo una voz –una melodía hecha canción- es tu voz. Alzaste tu hermoso corazón en las colinas, para endulzar a todo el valle; tu nombre es la melodía que bailan en el desierto pampeano, la fuerza de tu voz abriga a los desamparados del atlántico sur y les da calor al sonido agudo de los glaciares.
Es el lunfardo de los que quieren escucharte, regando la flor incandescente, besarte seria como revivir los volcanes, la erupción es tu amor apagado, que sintió los acordes y hacer de esto tu propia canción
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